sábado, 24 de octubre de 2009

Mi Historia

Hace ya un tiempo estaba hablando con una chica, de esas que nos parten el alma en pedazos, que con su mirada nos derrumba hasta los mas lujuriosos deseos, pues proyectan serenidad y ternura, y entre cruzadas palabras, me di cuenta en la posición en que me encontraba, cuando mis manos sudaban y mis labios se secaban, y esquivando su mirada me escondía entre muletillas y difusas palabras que no se llegaban a entender.

Y entre palabras escondía, el misterio de un beso que no pronunciaba, las ganas de cometer el pecado de serle infiel a mi ética de caballero ante una dama, y porque no podía haber sido otra limitación en vez de la de un novio, la que como cuchillo me alcanzara y me atravesara el alma, siendo mas factible que me dijera que no quería nada en esos momentos, o que prefería que nos conociéramos mas.

Y cuando entre profundos deseos, en el autobús le pido al cielo que ponga una enorme cola para no perder su presencia de mi lado, llegamos sin retrasos a la parada, pero percibiendo de la enorme cola de gente que había, para que ella tomara la buseta a su casa.

Y en las profundidades de mi alma, deseaba que hubiera sido una ilusión esas palabras de que estaba comprometida ya con alguien, y que tomara mis dedos entre los suyos y me dijera que la besara entre mordidas de labio y miradas perdidas, y yo, como deseoso de que una estrella fugaz le diera a mis pensamientos una esperanza de que ella se acercara con tenaz sutileza y ternura a mis labios, como provocándome al pecado de los suyos.

Pero mi razón fue más fuerte que mis sentimientos, mientras con dejadez mis intenciones de coqueteo se desvanecían, dándole permiso a la amistad, para interferir entre nosotros, y con desden, y tristeza, automutilaba mis pensamientos y mis palabras. No siempre se puede tener todo en la vida. No siempre se puede ser merecedor de las llaves del corazón de la persona que nos gusta.

Y entendí que muchas veces, no se puede confiar en las miradas, que aunque conocemos a la persona perfecta que nos devuelve la esperanza, loa vida es mas inteligente que nosotros y nos atraviesa murallas para que demostremos que de verdad nos interesa la otra persona, y comprendí que si me importa, solo debo tener paciencia y esperar, al fin y al cabo, la vida sigue y el destino, nos da millones de vueltas a las cosas, quien sabe si a la final, terminemos juntos como entre ilusiones soñaba.

Y mientras comprendo que el amor no lo debería ser todo en la vida, sigo buscando la presencia de una perfecta relación, sigo esperando el calido tacto de sus dedos, tus dedos, los dedos de esa mano que me sujete sin dejarme ir, que me tome del brazo cuando no quiera verme partir, cuando al despedirme, me agarre, y me abraza, y con un sutil tacto, me acaricie el rostro y me diga que no me preocupe.

Retomando lo contado, la historia de su partida, mis ojos iluminados por las lagrimas que no salían, cuando sus palabras, como resonantes palpitos, en mis oídos y mi memoria, me desciña que aunque la tenia a mi lado no era mía, y mientras esperaba de pie bajo la luna y las estrellas, mirándolas reflejadas en sus ojos, la abrazaba esporádicas veces, sin delatarme ante mis sentimientos, sin demostrarle que ante ella me rendía, que mi corazón se ahogaba en la nostalgia de no poder besarla, y mirándola subir al autobús, tomaba su mano queriendo retenerla, queriendo mantenerla a mi lado, y a cada paso por la metálica escalera, sentía como si pisara mi corazón, cada latido de mi maltrecho corazón, era sinónimo de su partida, mientras veía alejarse el autobús, yo solo daba la vuelta, la espalda, sin voltear, sin mirar atrás, sin percibir si ella me veía, como si no me importara su partida, mientras me desgarraba por dentro las ganas de correr hacia ella y robarle un beso.

Y caía la oscuridad de la noche, inundando mis ojos, llenando mi alma de soledad, esperando su mensaje en el buzón de mi teléfono, pero cuando llego su mensaje, no quería ni mirarlo, no quería leerlo, sabía que me recordaría la enorme limitación que producía el hecho de que no estaba sola.

Mientras me resignaba al hecho, me resignaba a que no podía tenerla en esos momentos, en que solo me quedaba esperar, solo me quedaba soñar, solo me quedaba la esperanza de que un día, ella estaría sola, y seria mi oportunidad.

viernes, 23 de octubre de 2009

y si pudiera tocar tus dedos...

Me consumo en el silencio
de un latido que va muriendo,
viendo el aire llevarse entre brisas,
las palabras que no se dicen,
y si pudiera tocar tus dedos,
mis manos se quemarían de lujuria,
y si pudiera serte sincero,
te diría que me agradas,
y se que mi mirada me delata
ante tus penetrantes ojos,
que me miran con dulce ternura,
con profundo misterio,
y me pierdo y me disuelvo
entre ese espacioso misterio,
que no son mas
que los de tus silenciosos sentimientos.

Ya no se si he de rendirme,
pero mi corazón entro en debate,
mi razón,
no se quiere equivocar una vez mas,
mientras cierro los ojos
y miro al pasado,
y veo mi presente
colarse entre mis manos,
y el futuro,
desgastándose en los bolsillos de mi chaqueta,
donde mi único patrimonio
son mi lápiz y mis ideas,
y entre resumidas palabras
que mi cabeza produce en delirantes momentos,
entro en conclusión de que no tengo,
mas motivo que el de esperar en silencio,
a que el juez de mi destino,
de la sentencia de si te tengo
o te pierdo en mi camino.

viernes, 2 de octubre de 2009

mi decisión

Ya tome mi decisión,
y quiero estar solo un tiempo,
me canse de ver tu corazón
y que sufras por alguien mas,
me canse de seguir los pasos
de alguien que vive indecisa,
me canse de esperar ser amado
por alguien que no se lo digna,
siempre detrás de tus pasos
esperando que me escuches,
buscando la persona perfecta
que no existe,
me canse de pensar en que conseguiría
a la chica que llenaría mis sueños,
cuando esa chica no existe,
y si existió alguna vez
fue hace mucho tiempo,
quiero estar solo por un tiempo
mientras vivo mi vida,
mientras descanso mis heridas,
mientras recupero mis sueños rotos,
quiero descansar mis brazos
que una vez sostuvieron tu mundo
cayéndome encima
haciéndome pedazos,
quiero vivir la vida
sin mirar a los lados,
sin pensar en quien me espera
del otro lado de la almohada,
sin esperar una llamada
que diga que me extraña, y que me ama,
para que luego me diga
que me vaya a la nada,
ya no quiero sucumbir ante decisiones
que solo son manipulaciones,
porque me canse de que me lastimaran
tus indecisiones.